Cuando me entere de la sentida muerte de Doña Arlette Fernandez Dominguez, me embargo una inmensa nostalgia
Entonces recordé cuando en su casita-refugio de Constanza, ella y yo, juntos a mi hija Camila, a la que le regalo un Oso Peluche, y mi esposa Maggy, compartimos bellos momentos.
Recuerdo sus consejos y recomendaciones que como mujer – historia ella me daba cada vez que la llamaba para saber de su salud, pero sobre todo, recuerdo ese temple que tenia cuando tocábamos temas que tienen que ver con el accionar politico y revolucionario de la noción.
Ella le escribió el Epilogo a mi libro EL NOREDESTE Y EL 65, OTROS TESTIMONIOS PARA LA HISTORIA, y ahi están sus palabras hacia este humilde mortal……
Gracias Doña Arlette Fernandez Dominguez.